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Nuestra educación moral: Estamos en cero

Nuestros sistemas de educación no educan ética, debe ser evidente que ahora es el momento de empezar a hacerlo, en todas las escuelas, todos los grados. 

Publicado: 2018-03-29


Si como sociedad nos auto evaluáramos en cuanto a la formación moral de nuestros ciudadanos, tendríamos que calificarnos con un grandísimo cero, y bien redondo. A juzgar por estadísticas nacionales, presentes e históricas, es indudable que nuestros sistemas para producir ciudadanos de integridad se han quedado sin brújula, han estado navegando a la deriva desde hace muchísimo tiempo. Vemos una sociedad en constante caída, pensamos ya haber tocado fondo pero seguimos cayendo. Y nos miramos unos a otros sabiendo que tenemos que hacer algo, buscando cambios que detengan la tendencia. Y faltan las ideas, no hay opciones claras, es evidente que no sabemos cómo. De pronto hemos despertado en una realidad que nos golpea fuerte y nos ha encontrado sin capacidad de respuesta.

Con concentración en la formación moral del ciudadano, esta es una exposición que intenta ayudar a entender en qué estamos fallando, las posibles razones históricas, el nivel de nuestras deficiencias y también propone un conjunto de acciones que podríamos tomar para salir de este extravío colectivo, tomado como referencia lo que algunos otros países han estado haciendo, acciones que van desde cambios en su legislación hasta diversas formas de implementación. He incluido links a sitios web de iniciativas de gobierno y privadas, videos de presentación a la población, referencias a documentos pertinentes, y videos con testimonios de alumnos, padres y maestros.

Lo que busco es dejar en el lector la percepción de que la educación de valores y conductas (siempre y cuando bien llevada), representa un instrumento esencial dentro del conjunto de mecanismos que una sociedad debe utilizar para mantener controlada a la violencia y la corrupción: Es vital valerse de la educación para formar en los estudiantes virtudes cívicas y conductas fundamentales que ayuden a mejorar la realización de su propio potencial y su capacidad de convivir en armonía; es impostergable el proveerles de las competencias necesarias para que puedan producir una sociedad segura, ordenada, feliz y próspera. En suma, una educación capaz de transformar nuestra sociedad.

¿Es educado quien fue a la universidad?

Uno de los mitos populares peruanos es que “la instrucción de conocimientos debe ser impartida en la escuela y los valores en el hogar”, después de todo, los padres son los primeros modelos a seguir y pasan mucho tiempo con sus hijos ¿Y si para empezar los padres no tienen valores? ¿Y si los padres no pasan suficiente tiempo con sus hijos?

La palabra “educación” puede definirse como “proceso de aprendizaje intelectual y ético”. Decimos que una persona es educada cuando ha pasado por un proceso de aprendizaje intelectual y de ética. Pero desde hace cinco siglos a nuestra educación solo se ha interesado en la formación intelectual, ignorando la parte de la formación del buen ciudadano: Preparamos a nuestros maestros para concentrarse solo en impartir conocimientos; los mejores colegios son aquellos que exigen a los estudiantes hasta la tortura y dejan tareas imposibles de resolver; nos maravillamos del colegio cuyos alumnos ingresan todos a la universidad; nuestras universidades solo evalúan la “aptitud académica”. Ni mención de la aptitud moral. Aquí a nadie le ha importado nunca la formación ética de la persona.

Cuando alguien no saluda, decimos que es un “mal educado”, sin caer en cuenta que nuestros sistemas de educación no educan buenos modales deliberadamente y se deja esa tarea a lo que pueda hacer el profesor, sin brindarle las condiciones necesarias o el debido reconocimiento. Lo mismo pasa con la ética: Si nuestra educación no forma intencionalmente conductas éticas, ¿los estudiantes cómo van a terminar siendo profesionales éticos? ¿Por algún arte de magia? ¿Qué magia es esa?

Otro de nuestros mitos es que completar una carrera universitaria garantiza una formación ética: “es educado quien fue a la universidad”, “quien es educado tiene ética”. Todos nuestros ex presidentes o están presos o están involucrados en múltiples y graves actos de corrupción. Ellos son todos grandes profesionales. Sus figuras, y las de muchísimos otros políticos, empresarios, jueces, o militares de alto rango, confirman que nuestra educación es un fracaso en cuanto a formación ética. Cero en conducta.

Educar a una persona en su intelecto sin educar sus valores es educar a una amenaza para la sociedad”. Theodore Roosevelt

Lo que nuestra educación ignora ¿Cuándo empezó?

Todas las generaciones peruanas somos el producto de un sistema de educación que solo satisface la mitad de la definición “proceso de aprendizaje intelectual y ético”. Pasamos por un proceso que se ha dedicado a la formación intelectual y académica dejando a sus estudiantes en ignorancia en cuanto a la formación de la ética. Al satisfacer solo con la mitad de la definición de “educación”, ¿Se podría decir que los peruanos somos todos “medio ignorantes”?: Con razón cuando alguien vota por un partido corrupto decimos que “es un ignorante” a pesar de poseer un grado universitario. Aunque sería más exacto llamarle “medio ignorante” o “medio educado”.

¿Y cómo es que los peruanos terminamos con un sistema de educación que desdeña formar la moral? Es como si a alguien le hubiese interesado tener un país que acepte la inmoralidad y corrupción como actos “normales” de la vida. ¿Quién sería ese alguien? ¿Serían acaso los partidos y gobernantes corruptos en el poder interesados en mantenernos medio ignorantes? Y si así fuese, ¿cuándo empezó? Quizás se lo debemos al hecho de haber tenido próceres de la independencia que fueron todos soldados, ningún pensador: Nos dijeron que para alcanzar la libertad era necesario y suficiente expulsar al colonizador. Y les creímos. Nunca nadie nos habló de libertades personales, de igualdad de derechos, o de que el gobierno debe estar al servicio de su pueblo, o nos previno contra las tiranías internas, o de la importancia de trabajar juntos para mejorar la comunidad. Como son testimonio nuestra Declaración de Independencia y nuestro Himno Nacional, juramos la patria siempre libre de opresión, y cebamos cañones contra el yugo español, pero de combatir los demonios internos, jamás algún grito sagrado se oyó. Nuestro proceso de independencia le entregó un terreno fértil a la bestia de la corrupción, al despotismo interno, a la violencia, al tribalismo, a la tiranía de la mayoría, al individualismo, a la indiferencia para con los asuntos de la comunidad. Y hoy estamos todos pagando el precio.

¿Dónde estamos y a dónde queremos llegar?

Nuestro conocimiento colectivo en el campo de la educación de valores se quedó congelado en el tiempo debido al desinterés de sucesivos gobiernos y de la población en general. Quizás nunca creímos que los valores eran importantes en la sociedad o tal vez no supimos apreciar el potencial que la educación puede tener en la formación de la moral.

Los peruanos nos quedamos con aquello de “la moral se educa con el ejemplo”, y “la moral se educa en la casa”, ambos conceptos válidos pero con siglos de antigüedad. Mientras tanto, en algún universo alternativo paralelo, en varios otros países, la educación de valores ha sido tomada muy en serio, ha pasado por numerosos ciclos de desarrollo, especialmente en países de habla inglesa (hasta donde he podido averiguar).

Si finalmente decidiésemos utilizar nuestra educación para formar valores, dada la urgencia, no podemos permitirnos cometer el error de sub dimensionar el problema. No creo estar muy lejos de la verdad con esta caracterización: Debemos formar valores en treinta millones de peruanos; Tenemos un retraso de cinco siglos; La falta de aprecio por los valores es una discapacidad que está arraigada en el ADN de nuestra sociedad (hay que concientizar a la población); Necesitamos construir una estructura social para formar valores, con metodologías y procedimientos nuevos a ser implementados en nuestros procesos educativos, empezando por el Ministerio de Educación, obligadamente con cambios en la legislación para darle carácter permanente y la necesaria prioridad, teniendo en cuenta que nuestros profesores no han sido entrenados para formar valores, y nuestras universidades desconocen como entrenar profesores para formar valores. Estamos en cero.

Hay quienes proponen que debemos buscar que recuperar los valores que antes teníamos. ¿Qué valores? ¿Cuándo? ¿Hace 30, 50, 100 años?: Traigamos a la luz unas remembranzas de Manuel Gonzales Prada de hace 120 años para ver si por alguna casualidad semejan nuestra realidad actual:

“¿Qué fueron por lo general nuestros partidos en los últimos años? Sindicatos de ambiciones malsanas, clubs eleccionarios o sociedades mercantiles. ¿Qué de nuestros caudillos? Agentes de las grandes sociedades financieras, paisanos astutos que hicieron de la política una faena lucrativa o soldados impulsivos que vieron en la presidencia de la republica el ultimo grado de la carrera militar”. MGP

Es de esperar que los peruanos añoremos solo la sociedad que tuvimos hace treinta años. Esto es porque solo se desea aquello que es posible visualizar, o dicho de otra manera, no se aprecia lo que no se conoce.

Una sociedad desarrollada tiene ciudadanos con conciencia cívica, actúan de una manera socialmente responsable y constructiva (se ha desarrollado el sentido del bien común), teniendo en cuenta el impacto que sus actos pueden tener en la comunidad: Es entender que todos somos responsables de formar la moral de nuestra sociedad (no solo padres y maestros). Es defender la comunidad y el país como a nuestra propia familia. Es tener una población con predisposición a seguir las normas. Es no tener políticos corruptos porque el pueblo solo elije candidatos honestos. Es poder construir obras monumentales porque los políticos no se roban la plata del pueblo. Es hacer servicio comunitario voluntario para mejorar la comunidad.

En una sociedad desarrollada la gente se controla a sí misma, manteniendo el orden y respeto por sus conciudadanos: Es ir a un estadio full gente y que no haya insultos, que nadie te empuje o siquiera te toque; es dejar tu carro sin llave en la calle y que nadie te robe nada; es no saltarse en la fila; es olvidar tu celular en el parque y que quien lo encuentre te lo devuelva; es tener playas, calles y ríos limpios porque nadie los ensucia; es tener tu casa sin cerco y sin rejas y que no te roben; es que los choferes cedan el paso a los peatones; es que los conciertos empiecen a tiempo; es que en la biblioteca del barrio te presten hasta cincuenta libros y los cuides y devuelvas a tiempo.

En una sociedad desarrollada su gente está muy familiarizada con los preceptos que hacen posible la democracia: Es que gobierno y población tengan bien entendido que la primera y más importante responsabilidad de un gobierno (local o nacional) es defender al su gente, por lo que no se hace necesaria la creación de una endeble oficina del “Defensor del Pueblo”. Los trabajadores del estado (jueces, fiscales, ministros, congresistas, policías, alcaldes, regidores) no son funcionarios, son servidores públicos; los políticos le deben lealtad a la gente, al país, antes que al partido. Es no defender a corruptos aun cuando sean de nuestro partido. Es entender que la democracia no puede funcionar si la gente elige candidatos que no respetan el orden democrático. Es tener ciudadanos que se meten en política para mejorar la sociedad, no para lograr el beneficio individual. Es que la población se mantenga informada y participe activamente en la fiscalización de sus gobernantes y en la elaboración de las leyes y proyectos que beneficien a todos. Es tener una educación que prioriza el inculcar valores sociales (democráticos) en su gente, pues se entiende que ello constituye la mayor garantía para el éxito y la continuidad del sistema democrático.

Eso es una sociedad desarrollada y a eso es a lo que tenemos que apuntar, no solo a recuperar la vida que teníamos hace treinta años. Alguien dirá, “pero en todas partes hay ladrones”. Por supuesto que en todos los países hay violencia y corrupción, y ningún país es perfecto, de lo que se trata es de tener una mejor sociedad, una sociedad que a su vez permita el desarrollo económico del cual todos se benefician.

¿Es realista creer que la educación puede cumplir un rol importante en derrotar la corrupción y la violencia?

Sabemos de primera mano de la gravedad de la violencia y corrupción y nos parecen enfermedades incurables. Nos cuesta creer que la educación podría tener el potencial de controlar tamañas epidemias. Y es que conocemos solo un lado de la ecuación, conocemos la enfermedad y sus efectos, pero no sabemos del poder de la vacuna.

Por desconocimiento suponemos que si hoy empezamos a educar la moral debemos esperar a que nuestros menores de cuatro años terminen su ciclo educativo para tener ciudadanos éticos; suponemos que tendremos que “esperar veintidós años para darnos cuenta que la política educacional del 2018 no funcionó”. Lo que no sabemos es que en el extranjero la educación de conductas se ha desarrollado muchísimo en cuanto a eficiencia y la pluralidad de hábitos positivos que forman (ya no solo la ética). Son procesos muchas veces probados y perfeccionados. Se interviene y hace correcciones sobre la marcha. Se han inventado metodologías que quien no ha sido entrenado no alcanza siquiera a imaginar. Es cierto que un ciclo estudiantil se logrará el máximo impacto, pero resultados medibles y beneficios se conocerán en un año.

El tema de la educación de valores no puede tomarse de manera improvisada. No es una cuestión trivial. Es como si de pronto a un país le interesase producir ingenieros cuando sus escuelas nunca enseñaron matemáticas. ¿Cuáles son las metas? ¿Qué conceptos y conductas enseñar? ¿Cómo? ¿Qué métodos funcionan y cuáles no? ¿En cuánto tiempo? ¿Cómo se mide la aptitud moral? ¿Cómo aplicar correcciones? ¿Cómo se entrena maestros para formar conductas? ¿Se debe crear nuevos cursos o insertar la formación de valores en los cursos ya existentes, o ambos? ¿Se debe involucrar a los padres y a la comunidad? ¿Cómo?

Afortunadamente para nosotros, no es necesario re-inventar la rueda. Desde hace mucho, la educación de hábitos y conductas ha recibido en varios países altos niveles de atención, y de lo aprendido por otros deberíamos sacar provecho. Especialistas entre expertos en educación, psicólogos, filósofos, sociólogos, maestros, padres de familia y gobernantes ya le han dedicado miles de horas. Se han escrito miles de libros. Han tenido lugar cientos de conferencias y debates. Universidades han desarrollado disciplinas de especialización, con doctorados en Formación de Conductas y Valores (Character Education PhD). Podríamos hacer uso de procesos ya probados exitosos con los necesarios ajustes a nuestra propia realidad. Una búsqueda en Amazon.com hoy de “character education” encontró más de diez mil títulos y en youtube 1.9 millones de videos.

Entre los países de habla hispana, Colombia es la pionera en cuanto a utilizar la educación para la formación de la moral del ciudadano. Después de varias décadas de extrema violencia, sectores colombianos terminaron convencidos de que la educación tiene un gran potencial para ayudar a promover una sociedad más pacífica, y aseguraron en sus sistemas educativos la obligatoriedad de la formación de la moral de los ciudadanos por mandato en su “Constitución Para la Paz” de 1991.

En Julio de 2012 Puerto Rico promulgó una enmienda a su código legal para incluir en sus sistemas de educación la obligatoriedad de formar valores universales en todas las escuelas de su territorio.

Estudio de caso: Tocamientos indebidos

Ver para creer. Por la ausencia de experiencias exitosas, nos resulta difícil creer que la educación puede moldear conductas en masa. Como para muestra es necesario un botón, presentemos un caso para ver si se logra convertir algunos incrédulos perfectamente justificados: Uno de los comportamientos que llama la atención en una sociedad ordenada es que al entrar y al salir de lugares con grandes cantidades de personas, como estadios, no hay empujones ni apretaderas. Ni siquiera se tocaran unos a otros, pese a la gran aglomeración se mantiene el orden. Y si por casualidad te tocan te piden disculpas. Este no es un comportamiento natural, ha sido forjado, ha sido educado. La pregunta es, ¿cómo se forma intencionalmente a la gente para lograr este comportamiento masivo? ¿Ideas?

Aquí uno de los posibles métodos: Es las escuelas desde pre kindergarten educan a los niños sobre el “personal space” (espacio personal). Les enseñan y practican el concepto de que nadie puede acercarse a ellos a una distancia menor que un antebrazo, a menos que sea la propia madre (para cuidados de higiene). Cada niño debe hacer respetar su espacio personal y también debe respetar el espacio personal de otros. Así, el espacio personal es un comportamiento formado en los primeros años en las escuelas y es mantenido de por vida, hasta en las grandes aglomeraciones de gente. Este procedimiento ayuda también a evitar abusos sexuales al instruir en los niños que ellos deben comunicar a sus padres o a su maestra si alguien invadiese su espacio personal y les tocase sin su permiso. Los profesores pueden entonces alertar a la policía para proceder como corresponda.

Podríamos inculcar ética y conductas en los colegios y encargar a nuestros estudiantes el transmitir esos conceptos a sus padres. Los estudiantes aceptarían el reto de mucho agrado, y les diremos que ellos son la generación que cambiará el país. Los padres escucharán a sus hijos porque les hablarán un tema nuevo, interesante y beneficioso.

Formalización de la educación moral en Colombia.

Desde 2004, el Ministerio de Educación de Colombia puso en práctica su “Programa de Competencias Ciudadanas”, dirigiendo más atención a los esfuerzos en educación para la paz y la ciudadanía.

Explica el sitio web del Programa Competencias Ciudadanas: “Lograr una educación de calidad significa formar ciudadanos con valores éticos, respetuosos de lo público, que ejerzan los derechos humanos, cumplan sus deberes sociales y convivan en paz (…). Por mandato de la constitución de 1991, el Ministerio de Educación Nacional asumió su responsabilidad de formular políticas, planes y programas orientados a la formación de colombianos en el respeto a los derechos humanos, a la paz y a la democracia […], las Competencias Ciudadanas son el conjunto de conocimientos y de habilidades cognitivas, emocionales y comunicativas que, articulados entre sí, hacen posible que el ciudadano actúe de manera constructiva en la sociedad democrática….”

La ley 1038 de 2015 reglamentó los contenidos de la recientemente creada “Catedra de la Paz” como asignatura independiente para crear y fortalecer la cultura de la paz en todas las instituciones educativas del país. Este video contiene testimonios de estudiantes y maestros respecto a la motivación, implementación y resultados del programa Competencias Ciudadanas Colombia. En youtube se puede encontrar varios videos buscando “competencias ciudadanas” y “cátedra para la paz

Formalización de la educación de valores en Puerto Rico

En 2012, una enmienda en el código legal de Puerto Rico hizo del programa “Tus valoren Cuentan” parte permanente del currículo del Departamento de Educación. Esta requiere que “los directores, los maestros y los consejos escolares cuidarán de que los cursos que la escuela imparte:(…) incluyan valores universales como la confiabilidad, el respeto, la responsabilidad, la justicia, la bondad y el civismo, sin interferir con los objetivos de la escuela, con el fin de lograr una educación integrada, desarrollando atributos positivos del carácter y destrezas sociales y emocionales, fundamentales para la vida cotidiana.”

Aquí puede encontrarse un video de promoción donde el Gobernador de Puerto Rico habla a la población de la necesidad, implementación y resultados del programa “Tus valores cuentan” en las escuelas. Numerosos videos pueden encontrarse en youtube buscando “tus valores cuentan”.

La corriente “Character Education” en Canadá

En las últimas décadas, numerosas iniciativas sociales para potenciar la educación moral han venido ganando momentum. Character Abbotsford es una institución iniciada por ciudadanos que ha venido trabajando para desarrollar una red de comunidades escolares que buscan colocar el desarrollo de la moral como una de sus más altas prioridades. Character Abbotsford es un afiliado internacional de character.org, una organización no gubernamental basada en Washington DC.

Tus Valores Cuentan Bolivia

El colegio Saint Andrew’s de La Paz, fue el primer colegio en Bolivia en poner en marcha un programa de formación de valores y civismo , y en Junio de 2017, alcaldes, profesores y padres de familia expresaron su interés de expandir el programa a otros colegios.

La educación moral en los EEUU.

Los fundadores de los EEUU supieron reconocer que educar valores era esencial para el éxito de una sociedad democrática. Una de las premisas fundamentales para el establecimiento del sistema de educación pública fue el entendimiento de que en una democracia representativa los niños necesitan aprender los valores que son necesarios para la buena ciudadanía. El objetivo original de la educación no fue simplemente transmitir conocimientos, sino también formar la moral.

Benjamín Franklin (activista cívico, inventor, científico, diplomático), uno de los fundadores de los Estados Unidos, tuvo una enorme influencia en numerosos aspectos de la vida estadounidense. Fue uno de los proponentes claves que abogaron por un sistema de “educación para todos” (educación pública). Además de eso, hizo prevalecer la posición de la necesidad de formar la moral en las todas escuelas proponiendo que la moral y la educación tenían que estar intrincadamente unidas. (An Historical Analysis of Character Education, Michael Watz, Buffalo State College).

…nada es más importante para el bienestar público, que formar y entrenar a los jóvenes en la sabiduría y la virtud. Los hombres instruidos y honrados son, en mi opinión, la fortaleza de una nación.” Benjamín Franklin, 1750.

“La honestidad es el primer capítulo en el libro de la sabiduría” Thomas Jefferson, 1819

A principios de los 1980s, producto de la preocupación en la población por repotenciar la educación de la moral, los educadores redescubrieron la palabra “character” (carácter). Para muchos, las palabras “educación moral” tenían un tinte religioso, lo que hizo que varios sectores se sintieran incómodos. “Carácter”, con su énfasis en la formación de buenos hábitos y la eliminación de malos hábitos logró aceptación popular. “Carácter” habla del proceso activo de dejar marcas o signos (es decir, los buenos hábitos) en la persona de uno. El sitio web del Departamento de Educación de EEUU en español utiliza la palabra “moral”, pero en sus versiones originales en ingles se emplea “character”.

Además del Departamento de Educación existen iniciativas estatales, privadas como charactercounts.org, y organizaciones no gubernamentales sin fines de lucro como character.org.

En busca de héroes

¿Quién podrá defendernos? ¿Quién con sus poderes mágicos vendrá para hacer los cambios necesarios? Como soñar no cuesta nada, idealmente llegará al poder un presidente o una gobernadora que, convencidos de la importancia de los valores y el civismo como condición necesaria para lograr un país seguro y próspero, explicarán y concientizarán agresivamente en la población la necesidad de educar valores. Promulgarán las leyes y aplicarán mecanismos y recursos que sean necesarios. Desde los niveles más altos hacia abajo, con el empuje de gobierno y población, las bestias de la corrupción y violencia en unos años estarán bien controladas para nunca más fortalecerse. Muerta la borrega. El país iniciará por fin a paso firme su viaje hacia la verdadera libertad.

Pero ya aprendimos de la historia que eso no va a ocurrir. En la vida real, ya de vuelta en este mundo de los mortales, a nuestros políticos no les va a llamar la atención el concientizar en la población la importancia de los valores. Todo lo contrario, se van a oponer por razones obvias: Jamás van a pedirle al pueblo que deje de elegir candidatos corruptos. La pregunta es entonces, ¿Cómo hacer para que nuestros gobernantes se pongan la camiseta de la necesidad de la formación de valores en la ciudadanía? Coincidirán conmigo en que este es el tramo más empinado, espinoso y traicionero del camino. La respuesta está en utilizar los mecanismos de la democracia: Exigir y apoyar en masa a políticos y aspirantes a cargos públicos a desarrollar, promover y ejecutar un plan integral de formación de valores, que incluya cambios legales, cambios en la currícula, capacitación de maestros, con participación de todos, colegios, universidades y población en general.

Se podría buscar un colegio o distrito que esté dispuesto a ser el primero en poner en práctica la educación formal de conductas y valores, que sirva como ejemplo y proyecto piloto para demostrar la trascendencia de contar con una educación moral, buscando luego cobertura mediática y en redes sociales para llegar a buena parte de la población.

Mejorar el país requiere la participación de todos. Si queremos que el país cambie tendremos que hacer que la democracia nos funcione, en un esfuerzo conjunto, permanente. Nadie dice que sea una tarea fácil, pero solo así es que los cambios son posibles en una democracia: desde las raíces hacia arriba. Los héroes tenemos que ser todos, la gente de a pie como usted o como yo. No hay otra. Y es mejor que nos vayamos acostumbrando.

(*) Eduardo Abril Lira es egresado de Ingeniería Electrónica de la UNSA y vive en Virginia, EEUU desde 1999.

Email: qiwlla96@gmail.com


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